El Uruguay adopto en la primera década del siglo XX el gusto europeo por los baños de sol y de mar y los paseos al aire libre, considerados saludables desde la centuria anterior. Estas nuevas costumbres se tradujeron en la creación de estaciones balnearias, como Carrasco en las afueras de Montevideo y Pirlápolis en Maldonado, y de varios parques en la capital. La compañía de tranvías La Transada tica construyo el parque Capurro en 1910, intentando explotar su playa al modo de los balnearios europeos. Poco después, en 1929, se creo el parque Durandeau, actualmente parque Rivera, en la zona este de la capital.
En 1911, el arquitecto y paisajista Frances Charles Thays delineo las avenidas del actual parque Jose Batlle y Ordonez, llamado en ese momento parque Central, y su compatriota Charles Racine fue responsable de proyectar algunas zonas de El Prado, como el Rosedal (1912). En lo que se refiere al parque Urbano (1901), llamado desde 1917 parque Rodo, su trazado presenta multiples referencias a parques franceses e ingleses, con su lago artificial y sus puentes, glorietas y esculturas. En 1912 se dio el nombre de parque Pereira Rosell al primer zoológico de la ciudad.
El barrio de Carrasco, concebido como estación balnearia por el doctor Alfredo Arocena en la década de 1910, estaba destinado a las capas altas de la sociedad. Para su dice fió y edificación se tomaron como referendo los balnearios franceses y belgas de la época, algo apreciable en las casas semeja antes a chalets suizos que hicieron construir los primeros habitantes de la zona. El hotel Casino Carrasco, de 1921, concebido en la línea del historicismo barroco propio del siglo XIX, fue el edificio más notable en esta primera etapa. El trazado de las calles de la zona, realizado por Charles Thais, priorizo el terreno ocupado por este hotel.